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Reseña y GaleríaVideo

Performance

Warhola, 1999

Salón Blanco del Museo Nacional de Bellas Artes, 1999. Traslación de dos películas de Andy Warhol, "Harlot" y "Vinyl" realizadas ambas en 1963.
Participaron: Vicky Larraín, Carolina Jerez, Katia Peralta, Manuel Miranda, Mariano González, Walter Villar, Emiliano Rojas, Jéssica Muñoz, Verónica Farías, Héctor y Nicolás Ducci.

 

Antecedentes:

 

“Fue otra de mis producciones de fin de siglo, antes de la tragedia, de los engaños y de mis enfermedades. El detonante del drama que me hizo abandonar mi carrera de grabador fue el vomitable espisodio con mi ayudante Nelson Plaza, ese gusano amarillento y lleno de granos, impuesto por la Universidad como asistente en la Escuela de Artes Visuales de las Encinas. El típico Judas bíblico quien luego de su traición fue raptado por el toro Benjamín Lira, lleno de codicia y de malas intenciones. En este país en que los malhechores jamás dan la cara detrás de infinitas mentiras, ellos son los personajes del país niño, y responsable infames y rastreros.
Los nuevos directores de arte de Las Encinas me proponen un seminario sobre el body art, al ver mi indiferencia al volver a grabar en la sala de los vampiros Francisco Brugnoli me asignó el espacio adecuado: una salita situada en la esquina norte del MAC, lugar de ensayo para teatrantes pobres, colombinas y saltimbanquis. Allí inventé “Warhola”, un pastiche de dos películas de Warhol, “Harlott” y “Vinscyl”.
La interpretación de la Jerez -una ávida devoradora de plátanos- no tuvo el auro de glamour necesario para el personaje sofisticado y malicioso, acumulando restos de bananos entre los intersticios y dobleces de los cojines.
En la reconstrucción escénica de “Vinyl”, una parodia de humor negro, el protagonista es Víctor (Mariano González), un vándalo vestido de cuero negro que se desahoga golpeando a inocentes repartidores de periódicos (Emiliano Rojas) quien lanza una profecía sobre un robo en la galería de Tomás Andreu.
-¡Está bien, soy un delincuente juvenil!-dice Víctor-¿y qué?, me gusta destrozar cosas y machacar a la gente. Mientras estoy en libertad soy yo quien se divierte, ¿no?
(Viaje del Angel, pág. 98)
Víctor baila y otro tipo de acción transcurre en penumbras: el repartidor de periódicos aparece sin camisa atado a una silla, donde está siendo torturado por dos hombres, un médico sádico que represento con deleite, quemando sus deliciosas tetillas con cirios ardientes, asistido por un joven ambiguo en calzoncillos (Walter Villar), dotado con un protuberante paquete, quien abofetea al infeliz diarero.

Cuando termina la música, Víctor tiene un altercado con un agente de policía (Manuel Miranda).

-¡Vete a la mierda! -dice escupiendo-, pero el agente logra contener a Víctor, quien gimotea:
-Me portaré bien, señor.
-No puedes -le dice el policía- Eres malo. Pero nosotros podemos convertirte en un buen chico”.

(Viaje del Angel, pág.98)

 

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Francisco Copello 2009 © Todos los derechos reservados