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Reseña y GaleríaVideo

Performance

Cuadros de una exposición, 1981

Pantomima musical inspirada en Mussorgsky y aplicada a los mimos: una serie de acciones y la música transcrita a la banda musical electrónica de Isao Tomita. Dirección y coreografía de Francisco Copello, con la participación de Patrizia Carratú y el grupo de Expresión Corporal de Sampierdarena.

Estrenada en la Sala Polivalente de la Galleria d'Arte Moderna de Ferrara, marzo, 1981.
S. Jacopo Soprano, Florencia, primavera 1981.
Pieve Ligure, Génova (A conclusión de curso estivo de pantomima auspiciado por el Comune de Pieve y el Ente Per il Decentramiento Culturale de Génova) julio-agosto, 1981. Castello di Lord Byron, S. Terenzio, La Spezia, verano, 1981. SICOE Sección Cultural, Fiera de Milán, otoño, 1981. Público asistente, 5.000 personas. (Fotografía de Performance, pág. 178)

"Como tantos golpes de flash, son los Cuadros de una Exposición imaginados por F.Copello, un mimo que semeja una marioneta irreal. Al inicio un gnomo camina malamente sobre sus piernas curvas, después un trovador canta delante de un castillo medieval. Más tarde se apagan las luces y aparecen en escena un grupo de niñas acompañadas por sus nodrizas, quienes pelean después de haber jugado a lo largo de un viaducto.
Copello explica que su autor (Mussorgsky) quería representarse a sí mismo, mientras transita por las salas de una exposición, a ratos lentamente o en forma expedita, mientras los cuadros se van transformando en representaciones vivas.” Diario La República, Sección Arte Marzo 1981.

El periodista Ugo Pace escribe un artículo en el Paese Sera de Roma al respecto: “El Mimo, de excepcional calidad profesional, conoce exactamente la pose que debe asumir, su constante preparación le permiten, mediante el sabio dominio de su cuerpo, transformarlo en un cuadro-foto.” (extracto citado por Copello en el Viaje del Angel, pág. 43)

 

El crítico de la revista Panorama, Luiggi Carlucci describe:”...el ojo de Giuliana Traverso sigue fascinado o más bien hipnotizado, cada instante del movimiento tenso, ambiguo y fugaz; el barroco acumularse de guiñapos; las viscosas pulsaciones de “serpiente emplumado”, sobre un fondo negro que exalta la plasticidad dramática de los gestos, la tensión de la máscara facial, materia que recuerda santos y demonios hechos de cartón piedra”. Viaje del Angel, pág. 43)


Antecedentes:

 

“A la versión electrónica de la música de Mussorgsky, creada por el japonés Isao Tomita, le encuentro grandes potenciales para transformar los “cuadros” en pantomima. Cada episodio tiene un argumento cautivante y los personajes son universales. Entonces me dedico a estudiar y buscar en Conservatorio de Música de Milán, material pertinente. En la biblioteca encontré mucha información relacionada con cuadros–escenas que forman la pieza para piano, como diseño de vestuario, dibujos de un artista iluminado, además de muchos textos sobre las obras de Mussorgsky, compositor musical de largas óperas, como el “Boris Godunov”. Frente al espejo del estudio de danza de Leona, comienzo a crear los diversos personajes de los cuadros de Mussorgsky en pantomima. Fue sin duda un desafío, después de años de vanguardia, de Stockhausen y Cage, usar las piezas clásicas del folclor ruso según Mussorgsky. Me facilita este drástico cambio el haber interpretado al autor a través de la versión moderna de un contemporáneo, Isao Tomita, y sus arreglos electrónicos basados en ilusiones dramáticas, narrativa y representación.

En la primavera de 1980, la fotógrafa genovesa Giuliana Traverso me propone un diálogo intenso entre su ojo fotográfico y mis capacidades expresivas, representando los diversos cuadros de Mussorgsky. Cada fotograma describe los momentos más vehementes de este encuentro y desencuentro.

De nuestro primer encuentro profesional con la Traverso resultan una serie de imágenes altamente dramáticas que Giuliana apoda “Los monstruos”, por su potente impacto en el espectador.

Con la Traverso sigo trabajando un largo tiempo.

En Portofino, en una casa del puerto, realizamos una serie de desnudos eróticos, me masturbo lentamente o agito mi cuerpo, ante las dos mujeres, Giuliana y su asistenta, quienes insinúan que descubra mi pene, para poder así captar mi erección en toda su magnitud.

Esas fotos serían publicadas más tarde en Suiza por la Verlag Photographie, en un libro titulado Frauen Sehen Manner, material heterogéneo, de la mirada de veintidós fotógrafas, europeas y norteamericanas, sobre la sexualidad masculina. Desde mi “splash fotográfico” con la Traverso, los cuadros de Mussorgsky me habían traído fortuna. Desde Anversa, Bélgica, me invitan a grabar un video en el International Comunication Center de la ciudad flamenca.” (Viaje del Angel, pág. 44)

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